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miércoles, 30 de abril de 2014

Piropo no, acoso



Por Flor Monfort
El acoso callejero es una forma de violencia, una de sus formas más naturalizadas, disfrazada con el encanto de los halagos. A tal punto que el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se permite decir que a las mujeres nos gusta que nos digan qué lindo culo tenés. El mismo día en que se lo dijo Mauricio Macri a una radio de Ushuaia (y como quien dice algo relajado, mientras se llena el bigote de la espuma del café de Starbucks) se hizo una selfie y las redes sociales explotaron el debate que una vez más se resignifica: por qué cuesta entender que los piropos son una forma de abuso, de ese que manda que una mujer escotada es una provocación digna de ser ajusticiada, mientras un tipo en cueros es, simplemente, un tipo en cueros.
Bien lo sabe Inti María Tidball-Binz, quien hace cuatro años coordina Atrevete Hollaback Buenos Aires, un espacio de visibilización del acoso callejero, con decenas de testimonios que dan cuenta de ese sentimiento difícil de poner en pocas palabras. Porque el “valor” que suma una mujer por estar “buena” no la excluye de los números de violencia, ni una mujer por estar buena se siente naturalmente bien (y una que no entra en los mismos parámetros se siente naturalmente desubicada, aunque la calle intente gritarle lo contrario) y porque sentirse bien por un piropo no tiene nada de malo pero es difícil encontrar a alguien que alce los brazos al cielo para decir gracias cuando le dicen “te voy a llenar la cara de leche” o “te voy a romper el culo a pijazos” por nombrar dos célebres dixit de las calles de la ciudad que Macri gobierna. ...
si queres leer la nota completa en este link la encontras...
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-8819-2014-04-30.html

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